El nuevo testamento no sustituyó al antiguo como me habían enseñado a creer, sino que el cristianismo aportó una nueva interpretación a una antigua forma del monoteísmo, transformándola gradualmente en una religión distinta, pero conservando gran parte de la teología moral y dogmática, la liturgia, las instituciones y los conceptos fundamentales de sus antepasado. Decidí entonces que si se me presentaba la oportunidad, escribiría acerca del pueblo que había originado mi fe, exploraría su historia hasta los orígenes y después hasta el presente, y forjaría mis propias ideas acerca de su papel y su significado.